miércoles, 24 de enero de 2007

Argentina y Chile. Naufragios

Nos encontramos en la Tierra del Fuego, isla situada entre el Estrecho de Magallanes y el Canal Beagle. Un poco más al sur se encuentra el Cabo de Hornos. Durante siglos, hasta que se abrió el canal de Panamá, esta fue la única ruta posible para navegar de un lado a otro de América. Aguas temibles, conocidas mundialmente por sus peligrosas mareas y por ser las que más cantidad de naufragios han causado a lo largo de la historia. Entre tres mil y cinco mil, según el Museo del Fin del Mundo, en Ushuaia.
Charlando con unos y otros, nos hemos enterado de que, pese a su bravura, estas aguas no han causado tantos naufragios como puede parecer. Muchos de los naufragios fueron provocados por los capitanes y las navieras, que buscaban cobrar los cuantiosos seguros que cubrían los accidentes. Esto fue así sobre todo en la época en la que se pasó de los barcos de vela a los de vapor, cuando se empleaba el dinero pagado por las aseguradoras para renovar la flota, y de paso se dejaban atrás los viejos cascarones sin tener que pagar gastos de traslado, desguace o mantenimiento en puertos. También nos cuenta la gente local las historias y rumores de tripulaciones vaciando las bodegas de los barcos para salvar la mercancía antes de provocar los naufragios para cobrar el seguro.

El Desdémona
Alquilamos un coche con el que recorrimos la Tierra del Fuego durante unos días. De esta manera, tuvimos la oportunidad de conducir por carreteras de ripio hasta llegar al cabo de San Pablo, donde encalló en 1985 el Desdémona, buque de 78 metros de eslora que transportaba cemento. Hubo desavenencias entre la compañía de seguros, el armador, y el capitán del barco, que embarrancó el buque intencionadamente para que no se hundiera en el fondo del mar. En todo caso, se consiguió salvar el cargamento de cemento, y el barco se vendió a los chatarreros para que lo desguazaran, pero el lugar es tan difícilmente accesible que no podía llegar hasta allí ningún camión que cargara con los restos. Y así lo encontramos nosotros, solos ante un fantasma ocre en una sobrecogedora playa a casi 200 kilómetros de la localidad más cercana. En una triste mañana de verano en la que nevaba, granizaba y el viento aullaba.

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Pilar delante del cascarón del Desdémona. Viento, nieve y playa.

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El Desdémona varado en un momento de marea baja.

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Detalle de un fragmento de una escalera y el óxido que correo el casco del barco.
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La bodega donde se transportaban sacos de cemento.

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El Saint Christopher
En 1953 el barco a vapor Saint Christopher fue empleado para intentar remolcar y reflotar al Monte Cervantes, buque naufragado en 1930. En los infructuosos trabajos resultaron dañados el timón y el motor, por lo que embarrancó y se quedó para siempre en el puerto de Ushuaia. Sólo hace un par de años se procedió a vaciarlo del fuel oil que tenía en sus tanques. Debido a la corrosión que produce el mar en el casco, había peligro de que se filtrase a las aguas de la costa.

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El Saint Christopher con las montañas de la Isla Navarino al fondo.

El Neptunia Mediterráneo
Este buque brasileño de 152 metros de eslora llegó a Ushuaia hace unos cinco años. Sus propietarios no pagaban las tasas de amarre en el puerto, por lo que no se les permitía abandonarlo. Así se fue incrementando la cuenta a pagar, mientras la tripulación continuó haciendo vida a bordo durante meses. Al fin, toda la tripulación abandonó el barco y volvió a su país por avión. A los propietarios les resultó más barato dejarlo allí abandonado que pagar las multas. En 2004, debido a fuertes vientos de más de 100 km/h, perdió el ancla y anduvo a la deriva a lo largo de 3 kilómetros. El buque aún contine 700 toneladas de combustible en sus tanques, con el consiguiente peligro para el medioambiente.

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"El Neptunia Mediterráneo fue abandonado a su suerte por sus dueños, con 23 marineros a bordo. Durante seis meses, los empresarios no escucharon sus reclamos para volver a Brasil.Como consecuencia de la falta de energía, calefacción y falta de alimentos, la situación del personal fue tan dramática que estibadores del puerto local acondicionaron un galpón en el puerto para darles refugio y comida."
(Fuente: Diario Clarín)

El Navimag
Durante los próximos 4 días recorreremos los fiordos y canales Patagónicos del sur de Chile, desde Puerto Natales hasta Puerto Montt, a bordo del ferry Puerto Edén.

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En este ferry cruzamos el Estrecho de Magallanes por la Primera Angostura.

domingo, 21 de enero de 2007

Árboles

Tanto en Australia como en Argentina hemos encontrado árboles “tumbados” por el viento. Estos árboles suelen soportar fortísimas rachas de viento unidireccional, que les fuerzan a crecer de forma casi paralela al suelo.

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Árbol de la especie nothofagus. Tierra del fuego, Argentina.

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Suroeste de Australia.

miércoles, 17 de enero de 2007

Viento, déjame ir contigo

boomp3.com

"Soy igual que tú eres, viento.
Me pienso, me sublevo.
Acaricio montañas llenas de aromas y sueños,
de niños, de ciervos...
Barro dictaduras y amo la paz y el sosiego
y detrás de mí, soplo de viento,
vienes tú conmigo para meterles miedo.
Y para los labriegos y los ganaderos
vienes tú conmigo para acariciar sus sueños
y darles el agua que estaban pidiendo
a dioses confusos... a dioses sin cielo. Déjame ir contigo rebelde y risueño.
Déjame ir contigo, libre como el viento.
Déjame ir contigo que en tí están mis sueños.
Déjame ir contigo... o se irá mi sueño."

Extrechinato y tú (Viento, déjame ir contigo)


Tierra del Fuego, confín del mundo.

domingo, 14 de enero de 2007

Birmania. Parabólicas y fútbol

Dado que muchas dictaduras basan su poder en el control de la información, resulta extraño que el duro régimen militar permita que los tejados de los decadentes edificios de Yangón estén poblados por antenas parabólicas. Es raro que no prohíban esta proliferación de ventanas a la información exterior, y más teniendo en cuenta que Internet está censurado… o incluso lo cortan cuando les viene en gana, como ocurrió durante todo el mes que estuvimos en Birmania.

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Antenas parabólicas sobre los edificios de Yangón.

Gracias a las antenas parabólicas, los Birmanos pueden dar rienda suelta a su gran pasión: seguir el fútbol europeo hasta el más mínimo detalle. Muchos pueden recitar sin problemas la alineación al completo del Barcelona, el Madrid… e incluso algunos se saben la del Villareal!!.
Esta afición por el fútbol va unida a otro hobby más adictivo y peligroso para el bolsillo: las apuestas. Cuando estuvimos allí, estaba empezando el mundial de fútbol y era usual encontrar hombres que apostaban sus escasos ahorros por Brasil o Inglaterra (sus equipos favoritos).
Otro día hablaremos del Pachinko en Japón y de las apuestas hípicas en Hong Kong.

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Un tablón con las camisetas de los equipos del mundial y sus cotizaciones.

Aunque a los Birmanos les encanta ver el fútbol, no suelen jugarlo casi nunca. En su lugar, prefieren jugar a un juego en el que forman un círculo y se dedican a pasarse una pelota hueca hecha con ratán dándole patadas. Esta es la modalidad informal del deporte nacional. Cuando lo practican de forma competitiva es parecido al voleibol, solo que con la red más baja y jugado con los pies en vez de las manos.

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Jóvenes con el longwy remangado jugando en medio de la calle.

Los pájaros

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Birmania. Monjes budistas

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Dos monjes descansan en Mingún.

sábado, 13 de enero de 2007

Chile. Vocabulario


A veces en Chile nos cuesta tanto comunicarnos como si estuviéramos en Japón. Los chilenos hablan rapidísimo, vocalizan poco, tienen muchos modismos y emplean palabras que se utilizan en España, pero con diferente significado.
Se ha llegado a dar la situación de estar hablando con alguien durante un largo rato y al final de la conversación, preguntarnos el uno al otro “¿pero de qué estaba hablando?”. Aquí se convierte en un arte hacer que comprendes, mientras en tu cabeza está sonando “bla bla bla bla”.

Pero a la vez, nos ha parecido un idioma muy dinámico y divertido. Cada persona nos ha ido enseñando una palabra nueva, y hemos pasado momentos hilarantes como cuando Carolina y Toño, además de acomodarnos en su casa pese a no conocernos prácticamente de nada, estuvieron toda una noche enseñándonos palabras nuevas que casi no éramos capaces ni de reproducir. Hubo una gran polémica entre ellos y sus colegas sobre cómo se escribe la omnipresente palabra “wueá”. (“puta la wueá”).

A continuación, una breve lista de equivalencias Chile-España:
- cualquier cantidad – mucho
Si “cualquier cantidad” es mucho, no conseguimos averiguar cómo se dice cuando realmente te refieres a “cualquier cantidad”. Unos sugerían “una cantidad cualquiera”, otros sugerían “ni mucho ni poco”, otros “muchoopoco”… pero no había consenso.
- sipo, nopo – si, no
Muchas frases se acaban en ”po”, que debe de ser un apócope de “pues”.
- igual (al principio de una frase) – no hemos conseguido descifrar su significado. Aparece arbitrariamente al principio de algunas frases, pero da la sensación de que se podría omitir sin ninguna consecuencia. Ocurre algo similar en Argentina, donde en vez de “igual” dicen “capaz”.

- La Gran Polla Chilena – Lotería Nacional de Chile
- por último - como mínimo
- cachai (palabra omnipresente entre los jóvenes de Santiago) – ¿lo pillas?, ¿entiendes?
- hacer una atención – hacer un descuento
- al tiro - en un momentito (también omnipresente)
- jugo de frutilla – zumo de fresa
- friolento – friolero
- entretención – entretenimiento
- agua de llave - agua del grifo
- pololo - novio
- pololear - estar saliendo con alguien
- de qué - de nada
- bomba de bencina, bencinería - gasolinera
- fome - aburrido
- polera - camiseta
- resbaloso - resbaladizo
- regalonear - mimar
- garabato – taco, palabrota
- tapón - atasco
- croquera - bloc de notas
- harto – mucho
- insumos – consumibles

Durante la manifestación en contra de Pinochet escuchamos dos insultos que se repetían como ráfagas de ametralladora:
- paco culiao – los pacos son los policías y culiao dedúzcalo usted mismo.
- concha tu madre

Más aquí:
Diccionario de modismos chilenos.

viernes, 5 de enero de 2007

Animalario

Durante los meses que llevamos de viaje nos hemos cruzado con unos cuantos bichitos que, acostumbrados a la domesticada España, nos han dejado recuerdos inolvidables.


En Australia estuvimos en las (para nuestra sorpresa) gélidas aguas del arrecife Nigaloo. Allí nadamos junto a unas simpáticas tortugas y vimos todo tipo de peces de colores, aunque no encontramos a Nemo.



En Coral Bay teníamos intención de nadar junto al tiburón ballena, pero por desgracia ya había pasado la época en la que esos colosos nadan en aquellas aguas. A cambio, pude nadar tras las MANTARRAYAS. El bichito es tan inmenso que primero lo localizan con un avión, y luego un barco se dirige hacia el lugar donde fue avistado. Las mantarrayas llegan a medir 7 metros de envergadura y pesan hasta 1400 kilos. Se alimentan de plancton y, debido a su tamaño y la dureza de su piel, prácticamente no tienen enemigos naturales. Debido a mi poca pericia con las aletas de snorkel, y a que había una fuerte corriente, no pude resistir mucho tiempo el perezoso (para ella) ritmo de la mantarraya, así que tras un rato maravillado con su ballet acuático, me quedé atrás. En ese momento pasó por debajo mío un TIBURÓN de unos dos metros. También le seguí durante un par de minutos, pero este corría más todavía, así que pronto le perdí de vista.

En la Polinesia estuve nadando entre 10 o 12 RAYAS de aguijón (stingray). Estas además de ser de una familia distinta (pertenecen a la familia de los tiburones) a la de las mantarrayas, son más pequeñas y mucho más peligrosas. Suelen esconderse bajo la tierra en aguas poco produndas, y si se sienten atacadas pueden utilizar su cola a modo de látigo para incrustar un aguijón venenoso que puede llegar a ser mortífero. Estas rayas son las mismas que el día de nuestra llegada a Australia mataron a Steve Irwin, un auténtico mito en el país.
Por suerte, no suelen utilizar esta defensa salvo que se sientan muy amenazadas... es usual que la gente las de comida, y ellas se apelotonan alrededor mansamente. Yo no me acerqué a más de un metro porque estaba sólo y me daba mal rollito que pasara algo, pero fue más que suficiente para que no lo olvide en la vida.


En el Oeste de Australia, a la altura del cabo Naturaliste divisamos a varias ballenas Humpback en su migración hacia el Ártico. Daban constantes saltos acrobáticos fuera del agua. Estas ballenas son las más saltarinas de todas, y tanto sus acrobacias como el estruendo de sus inmensos cuerpos de 16 metros chocando contra el agua, que se podía oír desde varios kilómetros de distancia, es uno de los espectáculos de la naturaleza que más anonadados nos han dejado.

En Monkey Mia los defines de nariz de botella acuden todos los días desde el océano para que los rangers les den comida. Pese a que viven en libertad, no suelen faltar a su cita. Es apasionante ver cómo los sonrientes delfines nadan delante de tus tobillos!



En Monkey Mia también había muchos pelícanos.





Tanto en Western Australia como en Nueva Zelanda es bastante común encontrar granjas con ciervos y alpacas.





Cuando conduces por el Oeste de Australia, hay que ir siempre con mucha atención, puesto que no es nada extraño que se te cruce un inmenso canguro por delante. Nosotros estuvimos a punto de atropellar a un par de ellos.

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Nuestros tropiezos con serpientes no han tenido malas consecuencias, por suerte. Un día en Chiang Mai, cuando pasábamos por delante de un pequeño árbol, una serpiente de un metro pasó volando por delante de mis narices y cayó a mis pies. Afortunadamente no le apeteció morderme y salió disparada a esconderse tras un arbusto.
En Australia nos cruzamos con una serpiente en medio del camino, pero ignorábamos si era venenosa. Igual nos pasó en Birmania al ir a ver a las tribus de las montañas, cuando nuestro guía se pasó todo el camino de vuelta atemorizado pensando que una serpiente que pasó al lado de su pie le había mordido.
También en Australia estuvimos en una finca cuyo proyecto era la recuperación de la pitón, que está en peligro de extinción en la zona.



En la isla Rottnest nos sorpendimos con unos simpatiquísimos marsupiales: los quokkas.
En la selva de Tailandia padecimos a las sanguijuelas y vimos monos y cocodrilos.
También vimos monos en Camboya y en otras zonas de Tailandia, como Lopburi y Krabi.
La mariposa más grande que hayamos contemplado en nuestra vida la encontramos en Nannup.
Las arañas, como las cucarachas, las encontramos en multitud de lugares.



Aunque no hemos estado en África, hemos visto ñandúes en Chile, y emúes en Australia, que son clavaditos a los avestruces.

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Nuestro bichito favorito: el diablo cornudo (Thorny Devil) que sale a recalentarse en el asfalto de las carreteras al atardecer.



Vimos al cóndor sobrevolar nuestras cabezas durante cinco días en las Torres del Paine. También le vimos volando sobre el glaciar Spegazzini.



En Nueva Zelanda estuvimos a un paso del simpático Kea, el único loro alpino del mundo.



Por supuesto, hemos visto muchas vacas.



Y lo que más hemos visto: muchas ovejas, ovejas, ovejas, ovejas

Australia. Shell Beach.

Shell Beach es una playa en la que no pisarás ni arena ni piedras ni rocas. Las dunas que modelan la playa están formadas por millones de conchas que se han ido acumulando empujadas por el viento y las olas. La gran concentración de conchas se debe a la alta salinidad y temperatura del agua.

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Además de Shell Beach hay otros 110km. de playas similares en la zona. Tal es la abundancia de conchas que se pueden encontrar edificaciones en el área que están contruídas con bloques de conchas compactadas, como si fueran de adobe.

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Supermodelo Pilarín luciendo el palmito en Shell Beach.

miércoles, 3 de enero de 2007

Camboya. Angkor Wat

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Dos niños juegan con un escarabajo en Angkor Wat, Camboya.

martes, 2 de enero de 2007

La frase del año

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"Llevamos una vida muy sedentaria" (sic)
Pilar, octubre 2006